La cervicalgia es el dolor que afecta a la nuca y la región cervical y puede extenderse al cuello, a la cabeza o a las extremidades superiores. Limita los movimientos e incluso puede originar disfunción neurológica (1% de los casos).
La región cervical está ubicada en el cuello y compuesta por siete huesos o vértebras, nervios, discos, músculos y articulaciones. Es la zona con mayor movilidad del cuerpo, por lo que es propensa a sufrir lesiones.
La cervicalgia afecta más a mujeres que a hombres. Quienes la padecen tienen más de 40 años y, en su mayoría, una ocupación sedentaria. Tomando en cuenta la duración del dolor, esta patología se puede clasificar en:
- Aguda: el dolor puede durar desde unos días hasta tres semanas. Su origen suele estar en excesivas horas frente al ordenador, en una postura inadecuada para el cuello o situaciones de estrés.
- Subaguda: la dolencia se mantiene de cuatro a doce semanas.
- Crónica: el dolor permanece por más de doce semanas. Su origen puede ser desgaste físico, consecuencia de una dolencia aguda no tratada o signo de una postura incorrecta mantenida durante años.
- Recurrente: el paciente puede estar hasta cuatro semanas sin síntomas y luego sobreviene el dolor con mayor intensidad.
Signos y síntomas asociados y más frecuentes
Los síntomas más frecuentes de la cervicalgia son la rigidez en el cuello y el dolor al moverlo, molestia que se puede extender hacia los hombros y los brazos, pero puede desencadenar otros signos:
- Dolor de cabeza.
- Náuseas y vómitos.
- Cansancio y debilidad.
- Trastornos visuales.
- Fiebre.
- Mareos.
- Alteraciones del equilibrio.
- Pérdida de movilidad.
- Pitidos en los oídos.
- Hormigueo en los hombros y manos.
- Dificultad para tragar.
- Tortícolis (dolor agudo por espasmo muscular).
Tipos de tratamiento
La cervicalgia se trata de forma convencional (farmacológico), para disminuir el dolor o, en casos extremos, recurrir a la cirugía; en combinación con distintas técnicas de fisioterapia y osteopatía:
- Analgésicos, antiinflamatorios y/o relajante muscular, para tratar el dolor, siempre bajo supervisión médica.
- Reposo para tratar de mantener la zona afectada lo más quieta posible.
- Fisioterapia y osteopatía para controlar y tratar las molestias cervicales: masajes en el cuello, estiramientos, punción seca de los puntos gatillo, terapias locales de calor, liberación e inducción miofascial, entre otras. El uso de estas técnicas favorece la relajación de los músculos y mejora la movilidad del cuello.
- Cirugía en casos extremos, sobre todo si el dolor es provocado por una hernia discal que compromete los nervios cervicales o si hay luxación o fractura tras un accidente de tránsito. Representa gran riesgo para el paciente.
- Rehabilitación de la zona afectada, si el dolor lo permite.
- Ejercicios de fortalecimiento muscular de la columna vertebral.
Causas que conllevan a una cervicalgia
La principal causa de la cervicalgia es la tensión muscular en el área del cuello, relacionada con múltiples factores que van desde una inadecuada postura corporal, hasta situaciones estresantes, así mismo, hay patologías que pueden desencadenar esta dolencia:
- Bruxismo.
- Contracturas musculares.
- Artrosis cervical.
- Hernia discal cervical.
- Artritis reumatoide.
- Espondilitis anquilosante.
- Fibromialgia.
- Meningitis.
- Osteoporosis.
- Tumores de tiroides, vértebras o ganglios linfáticos.
- Lesiones producto de accidentes de tránsito (latigazo cervical).
Recomendaciones y contraindicaciones
- Controlar el estrés y aprender a relajarse.
- Mantener la higiene postural, es decir, una posición adecuada de pie o sentado, en el trabajo, en reposo o en cualquier actividad, ya que influye directamente en el desarrollo de la enfermedad.
- Colocar las pantallas del móvil, televisor u ordenador a la altura de los ojos.
- Realizar actividad física. Es vital para el bienestar general y además existen deportes que ayudan a disminuir el dolor cervical y de espalda, como la natación, el yoga y el pilate. Mientras que se deben evitar disciplinas como el tenis, correr o el levantamiento de pesas.
- Elegir un colchón y almohada adecuados. A la hora de descansar el colchón debe ser firme y la almohada que se adapte al cuello o dormir sin ella. Un colchón muy blando o demasiado duro y usar muchas almohadas puede incrementar la tensión muscular en la zona del cuello.
- Hay que tomar en cuenta que el uso del collarín puede ser contraproducente, al sumar rigidez.
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