Debajo de nuestros músculos y huesos y conectados a ellos se encuentran las vísceras. Forman parte de nuestro organismo y es imposible no captar su importancia cuando se realiza un tratamiento holístico que intente mejorar la salud a todos los niveles, un tratamiento como el de la osteopatía. Por ello existe una rama de esta ciencia centrada en las vísceras, y es que, a veces, los problemas de salud tienen su origen en los órganos internos y se reflejan en otras zonas. Vamos a descubrir qué es y cómo puede ayudarte la osteopatía visceral.
¿Qué es la osteopatía visceral?
Como puede que ya sepas, la osteopatía es una práctica parecida a la fisioterapia, pero que engloba una visión más general del cuerpo humano.
En la osteopatía no solo se atiende a los músculos y a su relación con los huesos, también se tienen presentes otras zonas del cuerpo y cómo estas se interrelacionan las unas con las otras.
Así, la osteopatía visceral es solo una rama de la osteopatía general, rama que se concentra en atender a la importancia que tienen órganos como el estómago, los intestinos y otros similares y la influencia que sobre ellos tienen los músculos, tendones y huesos a los que están conectados.
Debido a esta visión que engloba prácticamente al organismo en su conjunto, la osteopatía visceral es capaz de encontrar los motivos de enfermedades que normalmente no tienen una sólida explicación.
Pero las vísceras sobre las que trabaja esta rama de la osteopatía tienen características propias que las hacen muy especiales. Por ejemplo, tienen un continuo movimiento que se debe estudiar y que, en ocasiones, crea situaciones anómalas.
Sí, si el movimiento de las vísceras se altera, entonces la salud quedará perjudicada seriamente y comenzarán los problemas derivados de esta situación.
¿Por qué se mueven las vísceras?
Cabe preguntarse el motivo que lleva a las vísceras a moverse. Lo primero a lo que hay que prestar atención es a los diferentes movimientos que tienen las vísceras, ya que presentan más de uno.
El propio de estos órganos está relacionado con la digestión de los alimentos y se lleva a cabo para que el bolo alimenticio vaya progresando. Esto se conoce como peristaltismo, y es algo completamente natural que no debería arrojar ningún problema.
El otro movimiento de las vísceras es el que está unido al diafragma, algo que vamos a ver en el siguiente apartado porque es fundamental para entender lo que hace la osteopatía visceral.
¿Qué relación tienen con el músculo diafragma?
El diafragma es un músculo en forma de paracaídas que se encuentra íntimamente unido a todas las vísceras que tenemos en la caja toráxica. Mediante tendones y ligamentos, el diafragma afecta con su movimiento al hígado, los pulmones, el estómago y mucho más.
De esta forma, al margen del movimiento peristáltico propio de las vísceras, estas reciben un segundo impulso para moverse que viene dado por la acción del diafragma.
Ahora bien, no todos tenemos entrenados esta parte del cuerpo para que realice de forma normal su función. Por ello, se suelen producir problemas de toda índole relacionados con este complejo músculo que afecta en sus movimientos al resto de vísceras.
Sí, no hay que perder nunca de vista que el diafragma se expande y contrae cada vez que respiramos, por lo que su acción es continua sobre el resto de órganos del cuerpo. Por ello, hay que tenerlo en cuenta en la osteopatía visceral, y es que muchos de los problemas se originan precisamente en el diafragma.
¿Qué repercusiones tienen las disfunciones viscerales?
Muchas y muy variadas. Las hay que afectan directamente al funcionamiento de las propias vísceras creando que el aparato digestivo o el respiratorio no funcionen bien.
También las hay nerviosas, y es que el movimiento del diafragma puede afectar a varios nervios esenciales para una correcta salud mental.
Pero otras se reflejan a nivel muscular y óseo. Confundimos en muchas ocasiones dolencias en la espalda y en otras zonas musculares con contracturas o roturas de fibras. Sí, estas se producen, pero no se busca casi nunca el origen de las mismas, un origen que puede estar las más de las veces escondido en las vísceras.
¿Qué hace el osteópata para abordar las vísceras?
El osteópata visceral trabaja siempre desde el exterior. Esta técnica no es para nada invasiva, por lo que comienza por identificar el problema y por hacer una exploración con las manos buscando movimientos inadecuados en las mismas vísceras.
Una vez localizados, a través de la presión y de un trabajo que a veces parece ser más un masaje que otra cosa, el osteópata consigue reconducir a los distintos órganos y poner en su sitio las piezas del puzle visceral que se hayan podido ver inducidas a un mal movimiento y que estén en el fondo de la enfermedad que se está tratando.
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